"Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor"

Desmond Tutu

"Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos"

Martin Luther King

¡Viva la libertad! El sol nunca ha iluminado un logro humano más glorioso.

Nelson Mandela

sábado, 28 de enero de 2017

No al Discurso de Odio y de Discriminación

No al Discurso de Odio y de Discriminación

“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.
Martin Luther King

Como cada año, este 27 de enero la UNESCO conmemoró la memoria de las víctimas del genocidio provocado por el nacismo alemán. La remembranza del Holocausto es ocasión para recordar a la humanidad la imperiosa necesidad de erradicar cualquier tipo de violencia por razones étnicas, raciales, género, discapacidad, religión, preferencia sexual, postura política o de cualquier otra índole. En nuestro país, con motivo de la conmemoración de las víctimas del holocausto, el Secretario de Relaciones Exteriores llamó a reflexionar sobre la necesidad de combatir la intolerancia, la indiferencia y el odio mediante la promoción y el respeto a los derechos fundamentales del hombre[i].

Esa declaración coincide con las tensiones que en últimos días ha tenido la relación bilateral entre México y los Estados Unidos a partir de la llegada al poder del presidente Donald Trump y el inicio de la implementación de las medidas que anunció durante su campaña política y que van desde el replanteamiento de las condiciones pactadas en el Tratado de Libre Comercio –TLCAN– hasta la deportación masiva de miles de ciudadanos mexicanos que han emigrado a ese país en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. Pero lo preocupante de la postura del político estadounidense, más allá del impacto que pudieran tener las medidas anunciadas en el orden mundial prevaleciente, es el discurso de odio y de discriminación que ha enmarcado a sus planteamientos desde su campaña política.

En el contexto de una postura ideológica que pudiéramos llamar Neonacionalista el ahora presidente Trump ha sostenido un discurso excluyente en el cual, a partir de lo que él conceptualiza como la grandeza americana, ha descalificado a las mujeres, a las personas afroamericanas, a las personas con discapacidad intelectual, a los migrantes –en especial a los mexicanos estereotipándolos como pandilleros, violadores y delincuentes–, a los musulmanes y a la comunidad LGBT. El discurso de odio y discriminación se hizo presente  como parte de una propuesta que encauzó el hartazgo y reclamo de una buena parte de la sociedad estadounidense y llevó a ese personaje a ganar la presidencia del país más influyente del orbe.

El escenario próximo se vislumbra desesperanzador, analistas coinciden en presagiar una ola de embates a los derechos, a la fraternidad universal y a la igualdad y no discriminación: “….es posible que un segmento importante de la población estadunidense no pueda contar con la protección del Estado. Musulmanes, homosexuales, personas trangénero, afroamericanos, judíos, centroamericanos: todos ellos podrían verse seriamente victimizados, ya sea por el gobierno de Trump o por los más radicales entre sus seguidores: el envalentonado Ku Klux Klan, por ejemplo, o las milicias de voluntarios armados que patrullan la frontera a la caza de ‘ilegales’ [ii].

Antes de cumplir una semana la administración del presidente Trump ya planteó, en el seno mismo de la Organización de las Naciones Unidas –ONU–  cuál será su postura, en palabras de Nikki Haley, embajadora de los Estados Unidos ante el organismo, declarando “tenemos que respaldar a nuestros aliados y asegurarnos de que nuestros aliados nos respaldan. Y quienes no nos respalden, que sepan que vamos a apuntar sus nombres, y vamos a responder como corresponda"[iii].

Trump se ha dedicado en dejar en claro que su administración antepondrá lo que él considera los intereses de su país y de sus ciudadanos – especialmente hombres blancos -, pero particularmente grave es ese discurso del “con nosotros o contra nosotros” en el foro de la ONU, organismo constituido el oficialmente el 24 de octubre de 1945, con los propósitos, entre otros, de  “fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otros medidas adecuadas para fortalecer la paz universal [así como] realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión...”. [iv]

Fotografía: Fernando Mendoza Elvira
Ese principio de no discriminación se encuentra contenido en tratados internacionales de carácter obligatorio para las naciones que lo suscriben. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos adoptado en la ciudad de Nueva York el 16 de diciembre de 1966 contiene el compromiso de los Estados Partes para garantizar a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el propio pacto, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social” y para prevenir la contravención al principio de igualdad prohíbe el discurso de odio y discriminación al señalar que “toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley [v]

Para distinguir entre ambos conceptos podemos hacer nuestra la diferenciación entre discurso de odio como la incitación al odio o a la violencia y las expresiones discriminatorias como “formas menos abiertamente ofensivas, pero igualmente insidiosas o dañinas “a menudo pasan por bromas, chistes o relajo… por ejemplo, anuncios sexistas, chistes racistas y demás representaciones erróneas y estereotípicas de grupos desventajados”[vi].

Ante el embate del presidente Trump con un discurso de odio ( presentando como los enemigos de la grandeza norteamericana a los migrantes mexicanos o a los musulmanes) y con expresiones discriminatorias hacia mujeres (denominando Miss Piggy a Alicia Machado, ex Miss Universo)[vii], debe llevarnos a que en las relaciones con los Estados Unidos, México y la comunidad internacional, hagan valer el principio de igualdad tanto entre naciones como hacia los individuos y defender los derechos humanos. Pero también nos debe llevar a reflexionar en nuestro propio país, e incluso en el ámbito privado, a desterrar el lenguaje de odio y de discriminación. Se trata de una transformación cultural que, además de estar contenida en las legislaciones internacionales y domésticas, debe irse adoptando como paradigma en las convicciones de las sociedades.

Al respecto, vale invocar lo señalado por el psicólogo Gordon Allport quien afirmaba que “la legislación, si se asegura su vigencia, puede ser un arma contundente en la batalla contra la discriminación. También pueden serlo las decisiones judiciales que invalidan la legislación discriminatoria que viene del pasado. La acción legal, sin embargo, sólo tiene un alcance indirecto sobre la reducción del prejuicio personal. No puede imponer maneras de pensar ni infundir la tolerancia subjetiva… La ley sólo pretende controlar las expresiones externas de intolerancia. Pero la acción externa, la psicología lo sabe, tiene un efecto eventual sobre los hábitos internos de pensamiento y sentimiento. Y por esta razón incluimos la acción legislativa como uno de los métodos principales para reducir no sólo la discriminación pública sino también el prejuicio privado”.[viii]



Youth Department of the Council of Europe



A su vez, el embajador de Israel en México, Jonathan Peled en un acto conmemorativo en el Senado de la República también con motivo del Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, mencionó que para evitar la discriminación es necesario educar y promulgar leyes.[ix] Thorbjørn Jagland. Secretario General del Consejo Europeo ha mencionado que las medidas legales son muy importantes pero no son suficientes, la educación es la única solución a largo plazo: “para prevenir el discurso de odio, para denunciar el discurso de odio y para promover la solidaridad con las víctimas[x]

Ya contamos con reglas que prohíben el discurso de odio y de expresiones discriminatorias, se trata ahora entonces de cambiar esquemas y combatir ese tipo de alocuciones, ya sea en partidos de fútbol: “Eeeee Puto!!”, en declaraciones de servidores públicos (como la realizada por Nicolás Alvarado acerca de la peculiar forma de vestir del cantante Juan Gabriel, o bien como la expresada por el comentarista José Ramón Fernández en el programa Fútbol Picante transmitido por la cadena ESPN cuando se refirió al árbitro como persona con síndrome de Down.

No creo que debamos combatir al pretendido neonacionalismo del señor Trump colocando en nuestro perfil en las redes sociales la bandera mexicana y convocando a rechazar lo norteamericano, incurriendo precisamente en posiciones de fanatismo nacional como la que sostiene el hoy presidente de los Estados Unidos para justificar su discurso de odio y discriminatorio. Me parece que lo que corresponde no es un llamado a la unidad nacional para entonar el mexicanos al grito de guerra contra el osado enemigo común. El reto es adoptar un frente común como ciudadanía informada y responsable para exigir a nuestro gobierno que, desde una posición digna y firme, garantice el ejercicio de las libertades y proteja los derechos humanos de todas y todas, tanto en el ámbito interno como en el global, ante los Estados Unidos de Norteamérica y el resto de las naciones.

Desterremos definitivamente pues del cotidiano el discurso de odio y las expresiones discriminatorias, comenzando con nosotros mismos e incorporando ese principio en la ética pública y privada, por lo pronto, hablemos de derechos.

Fernando Mendoza Elvira.
Enero de 2017.




[i] Notimex, Combatir intolerancia con impulso a derechos humanos, pide Luis Videgaray al recordar el Holocausto, visible en http://www.24-horas.mx/combatir-intolerancia-con-impulso-a-derechos-humanos-pide-luis-videgaray-al-recordar-el-holocausto/ , consultado el 27 de enero de 2017.
[ii] Nicolás Medina Mora, La Democracia en Amerika, Revista Nexos. número 469, año 40, volumen XXXIX, enero 2017, México, p.36.
[iii] Sandro Pozzi, El País, La nueva embajadora de EE UU llega a la ONU con un lenguaje beligerante, visible en  http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/27/actualidad/1485529040_963531.html, consultado el 27 de enero de 2017.
[iv] Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas.
[v] Artículo 2 y 20 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
[vi][vi] Karla Pérez Portilla, ¿Sólo Palabras? El Discurso de Odio y las Expresiones Discriminatorias en México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 1ª edición, 2015, México, p. 18.
[vii] BBC Mundo, "La llamó Miss Piggy": Alicia Machado, la ex Miss Universo venezolana que se convirtió en protagonista involuntaria del debate entre Clinton y Trump, http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37479161, consultado el 27 de enero de 2017.
[viii] Gordon W. Allport, La Naturaleza Del Prejuicio, Editorial Universitaria de Buenos Aires EUDEBA,  4ª edición, 1971, Argentina, pp. 511 y 512.
[ix] Tribuna Israelita, cuenta de Twiter @Tribuna_ISR, visible en el enlace a tweet:  https://twitter.com/Tribuna_ISR/status/825060033708699648, consultado el 27 de enero de 2017.
[x] Ellie Keen y Mara Georgescu, BOOKMARKS A manual on combating online hate speech through human rights education, Consejo Europeo, 2016, https://www.nohatespeechmovement.org/bookmarks, consultado el 27 de enero de 2017.  

lunes, 23 de enero de 2017

The Womens March: reivindicación de los derechos de las mujeres

“Sólo después de que las mujeres empiezan a sentirse en esta tierra como en su casa, se ve aparecer una Rosa Luxemburg, una madame Curie. Ellas demuestran deslumbrantemente que no es la inferioridad de las mujeres lo que ha determinado su insignificancia”
Simone de Beauvoir

El día después de la ceremonia de toma de posesión del magnate millonario Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, fue celebrada una multitudinaria marcha de protesta organizada por mujeres en Washington, D.C. y replicada en muchos lugares del mundo –se registraron eventos incluso en la Antártida-. La propia organización de The Womens March reporta un millón de asistentes en su página web[i], estimándose dos millones de participantes en más de 60 países[ii].

En la Ciudad de México cientos de personas se sumaron a la marcha en una protesta realizada del emblemático Ángel de la Independencia a las instalaciones de la embajada norteamericana en México ubicada en Avenida de la Refoma. 

La marcha fue convocada a celebrarse en el centro del poder del vecino país del norte, el 21 de enero de 2017 a la 1:15 PM, invitando a participar a las mujeres y en general a cualquier persona que, con independencia de su género o identidad sexual, esté convencida de los principios enarbolados por el movimiento civil. Esa ejemplar manifestación de protesta se organizó por un Comité Nacional compuesto por activistas defensores de derechos, mayormente mujeres, con objeto de enviar “un mensaje firme a nuestro nuevo gobierno en su primer día a cargo y al mundo que los derechos de las mujeres son derechos humanos”.

Women’s march on Washington, 21 January 2017.
‘Women’s rights are simply human rights; human rights are women’s rights.’
Photograph: Jason Hornick for the Guardian 
La marcha tuvo como ejes fundamentales ser una expresión en ejercicio de la libre manifestación de las ideas de manera pacífica y bajo el principio de la protesta no violenta, para revindicar los derechos de las mujeres como derechos humanos, buscando generar una sociedad “en la cual las mujeres –incluyendo afroamericanas, nativas indoamericanas, en condición de pobreza, migrantes, discapacitadas, musulmanas, lesbianas y transgénero- son libres y capaces de procurar y sostener sus familias, en un medio seguro y sano, libre de obstáculos estructurales”.

El movimiento surge como una reacción al tono sostenido por el ahora presidente Trump durante su campaña, en la que encabezó una postura misógina, discriminatoria, sexista y patriarcal, excluyente no sólo a las mujeres sino a diversos grupos sociales. Donald Trump en sí mismo representa el estereotipo machista de hombre exitoso para los negocios –y ahora en la política-, proveedor, mesiánico, acusado de violencia sexual contra mujeres, siendo emblemático que era propietario de los derechos de producción del certamen de belleza Miss Universo, identificado precisamente por cosificar a la mujer y presentar el estereotipo sexualizado del cuerpo de las mujeres.

La llegada al poder de personaje como presidente del país más poderoso del mundo representa una seria amenaza a los derechos humanos en general y ha advertido reiteradamente que su gobierno se caracterizará por posiciones excluyentes, basado en una posición nacionalista, comercialmente protectora y, sobre toda, anteponiendo los intereses de lo que él considera el ciudadano americano –hombre blanco-, con lo cual, en su discurso, logrará recuperar la grandeza de los Estados Unidos como nación.

Esa seria amenaza a los derechos humanos, en especial de los grupos vulnerables, no sólo en su país sin en el orbe entero, merece como respuesta la oposición de todos y todas quienes nos encontramos convencidos de que el futuro de la humanidad se encuentra en el camino de la vigencia de los derechos fundamentales y las libertades desde una convivencia pacífica, democrática y con justicia social.

Encomiable pues sumarnos al movimiento que se ha generado a partir de The Womens March que no concluye con la celebración de la marcha de protesta, sino que ahora da paso a la continuación de la lucha mediante un programa de 10 acciones durante los primeros 100 días, es tiempo –menciona el movimiento- de hacer historia junto con amigos, familia y comunidad juntos por la defensa de los derechos de las mujeres y combatir la misoginia anunciada por Trump a la vez de tener inclusión con el resto de los grupos vulnerables afectados por la política segregacionista anunciada.

Sin pretender exhaustividad en el tema, nos parece importante apuntar algunos conceptos de derechos humanos y equidad de género imprescindibles para enmarcar la reivindicación de los derechos de las mujeres. El punto de partida es adoptar precisamente una perspectiva de género, entendido este como “los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. Las diferentes funciones y comportamientos pueden generar desigualdades de género, es decir, diferencias entre los hombres y las mujeres que favorecen sistemáticamente a uno de los dos grupos[iii].

Es decir, el género está compuesto en una sociedad determinada por el conjunto de ideas y conceptos que ese grupo social atribuye a cada uno de los sexos, la idea de lo que implica ser masculino o femenino, que se traduce en la imposición de roles predeterminados de acuerdo con dichas ideas. La conceptualización predominante en el mundo entero de las concepciones de género ha sido históricamente la patriarcal y machista en la que al hombre se le presenta como el poderoso y el apto para desempeñar tareas y funciones sociales que les son negadas a la mujer, a quien a su vez se le atribuyen características emocionales y funcionales presentadas como inferiores y que tienen que ver con la maternidad, la crianza y las tareas domésticas.

En palabras de Marta Lamas “La conceptualización de las mujeres como "complementarias" de los hombres ha obstaculizado su reconocimiento como personas con intereses, derechos y potencialidades iguales a los de los hombres y ha dificultado su acceso a espacios y desempeños que se consideran masculinos. En un momento fue la educación y el trabajo asalariado, después la política y el ejercicio de la ciudadanía y ahora el límite se encuentra en las posiciones jerárquicas, tanto eclesiásticas como políticas y militares[iv].

Contar con una perspectiva de equidad de género como eje transversal en la promoción y defensa de los derechos humanos, nos permitirá entonces desvestirnos de esos prejuicios y concepciones para dar paso a que cada persona desde su individualidad decida y autodefina su propia identidad sin atender a las expectativas sociales en razón de su sexo. Se trata de un nuevo concepto de lo masculino y lo femenino a partir de la libertad de elección y no de identificaciones y estereotipos sociales del sistema machista.
Ello contribuirá a relaciones equitativas en un marco de ejercicio libre de derechos, para lo cual, contamos en el derecho internacional con un marco legal amplio al cual podemos apelar ante la amenaza que representan regímenes autoritarios y excluyentes como el anunciado por el señor Trump.

A partir del principio de igualdad del hombre y la mujer[v], se han desarrollado instrumentos para el reconocimiento de la mujer como sujeto de derechos y libertados y para garantizar condiciones de no discriminación. Es de destacar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) aprobada el 18 de diciembre de 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (entró en vigor como tratado internacional el 3 de septiembre de 1981), firmada por más de un centenar de países entre los que se encuentran desde luego México y los Estados Unidos de América.

Afirma la CEDAW “que el fortalecimiento de la paz y la seguridad internacionales, el alivio de la tensión internacional, la cooperación mutua entre todos los Estados con independencia de sus sistemas económicos y sociales, el desarme general y completo y, en particular, el desarme nuclear bajo un control internacional estricto y efectivo, la afirmación de los principios de la justicia, la igualdad y el provecho mutuo en las relaciones entre países y la realización del derecho de los pueblos sometidos a dominación colonial y extranjera o a ocupación extranjera a la libre determinación y la independencia, así como el respeto de la soberanía nacional y de la integridad territorial, promoverán el progreso y el desarrollo sociales y, en consecuencia, contribuirán al logro de la plena igualdad entre el hombre y la mujer[vi].

De conformidad con lo dispuesto en la CEDAW los Estados convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer, entendida esta como “toda distinción, exclusión a restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera[vii].

Resulta relevante considerar que “a pesar del impresionante catálogo de derechos incluidos en la CEDAW y el gran número de Estados Partes, la realidad demuestra que los derechos de las mujeres no son respetados. Las mujeres constituyen más de la mitad de la población del mundo, realizan dos terceras partes del trabajo, reciben la décima parte de los ingresos y son dueñas de menos de la centésima parte de las propiedades; además, la violencia contra la mujer es un mal endémico que prevalece a lo largo y ancho del planeta. Sin duda, esta situación se ve incrementada debido a las políticas de ciertos Estados que no tienen ni el más mínimo compromiso con la igualdad de la mujer y que, como consecuencia, no han ratificado la Convención, o bien de aquellos Estados que la han ratificado con reservas que imposibilitan el desarrollo progresivo de los derechos de la mujer, ya que, si las reservas consideradas de manera individual tienen cierto impacto negativo, sus efectos acumulados no pueden ser desestimados[viii].

Preocupante es que los Estados Unidos de América si bien signó este instrumento internacional el 17 de julio de 1980, a la fecha no ha sido ratificado, lo que sumado al discurso que ha empleado su actual presidente, hace necesario que como ciudadanos del mundo nos unamos y sumemos esfuerzos para exigir la observancia de los derechos de las mujeres y la no discriminación al régimen que está comenzando.

Es necesario no sólo nuestro activismo y compromiso con el movimiento de reivindicación de derechos, sino que además exhortemos a que el Estado mexicano adopte un papel protagónico, digno y activo en esa exigencia y en la reivindicación de los derechos humanos y la no discriminación. Como afirma Jorge Castañeda: “…México puede volverse uno de sus defensores [de los valores de occidente] para empezar, los derechos humanos y la democracia, y el combate a todas las posturas que los contradicen; el racismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia, el antisemitismo. La defensa del orden jurídico internacional existente, de las organizaciones multilaterales y regionales que lo acompañan, de las ideas aún exageradas de libre comercio, de libre circulación de bienes, capitales y personas, del derecho internacional humanitario, son banderas que México podría adoptar y transformar en la punta de lanza de la resistencia contra Trump[ix].

Desde aquí entonces convocamos a formar un amplio frente ciudadano que hagamos sinergia con la defensa de los derechos humanos de todos y todas, en lo personal, nos sumamos al movimiento The Womens March que en la defensa de los derechos de las mujeres reivindica los siguientes: El derecho a una vida libre de violencia; a la impartición de justicia ante la brutalidad policiaca; a desmantelar las inequidades en razón del género o raciales; al libre ejercicio de los derechos reproductivos; a los derechos de la comunidad LGBTQIA, a los derechos al trabajo de las mujeres en condiciones de equidad con acceso a servicios de cuidado infantil, licencias por enfermedad, protección a la salud, a cuidados familiares pagados y un medio ambiente en condiciones de seguridad e higiene en el trabajo (incluyendo en trabajo domésticos, del campo, personas indocumentadas y migrantes); al libre ejercicio de los derechos civiles y políticos, de las personas con discapacidad; a la protección de los derechos a inmigrantes y refugiados, y, a gozar de un medio ambiente sano.

Reiteramos desde aquí nuestra adhesión a los principios sostenidos por The Womens March y a adoptar un activismo serio y firme por la defensa de los derechos y libertades.En palabas de Karl Popper “…nosotros podemos dar el salto del mundo de la necesidad y la violencia al mundo de la libertad y la paz. La coexistencia pacífica es posible, y nuestra tarea sigue siendo llevarla a cabo. Nuestra tarea no es meramente interpretar el mundo sino cambiarlo[x].

Cambiemos pues al mundo, como ciudadanos informados con responsabilidad civil y política, sumemos esfuerzos en la defensa activa de los derechos y libertades, Hablemos de Derechos.

Fernando Mendoza Elvira
Ciudad de México, enero 2017.



[i] We did it! On January 21, over 5 Million of us worldwide and over 1 Million in Washington, D.C., came to march, speak and make our voices heard.” Visible en la página web https://www.womensmarch.com/ consultada el 23-01-2017.
[ii] The Guardian View on the anti-Trump marches: Nasty Women of the world unite, Editorial, The Guardian, visible en la página web https://www.theguardian.com/commentisfree/2017/jan/22/the-guardian-view-on-the-anti-trump-marches-nasty-women-of-the-world-unite consultada el 23-01-2017.
[iii] Conceptualización realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) visible en la página web http://www.who.int/topics/gender/es/ consultada el 23-01-2017.
[iv] Marta Lamas, Problemas sociales causados por el Género, visible en el micrositio de la Universidad Iberoamericana Puebla visible en la dirección web: http://www.iberopuebla.mx/micrositios/cu2015/docs/genero/Problemas%20sociales%20causados%20por%20el%20g%C3%A9nero_Marta%20Lamas.pdf consultada el 23-01-2017.
[v] Entendida la igualdad sustantiva y no meramente formal, es decir, la que implica una serie de medidas y acciones afirmativas tendientes a brindar protección y condiciones de empoderamiento a las mujeres para eliminar la brecha de desigualdad que las condiciones sociales del modelo patriarcal machista prevaleciente ha generado.
[vi] Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW).
[vii] Artículos 1º y 2º de la CEDAW.
[viii] Gabriela Rodríguez Huerta, La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación  contra la Mujer (CEDAW), Colección del Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos, (Fascículo 6), Comisión Nacional de los Derechos Humanos, México, 2012- P. 57.
[ix] Jorge G. Castañeda, México Frente a Trump, Revista Nexos, número 469, año 40, volumen XXXIX, enero 2017, México, P. 17.
[x] Karl R. Popper, Después de La Sociedad abierta, Escritos sociales y políticos, primera edición, Editorial Paidós, España, 2010, P.419.